sábado, 16 de mayo de 2015

Ariel IV

Mi forma real y el secreto de Azazel

La puerta es de madera, antigua, color caoba, respiro hondo y salgo de mi cobra dispuesto a todo, la puerta está cerrada, el olor nauseabundo es intenso, hay más de 10 desterrados dentro me digo, supongo que tendré que hacerle caso a Lázaro y luchar en mi verdadera forma.

Uso mi sai para forzar la cerradura, mi hoja es tan fuerte y afilada que puede cortar el metal, abro la puerta y el olor golpea mi nariz como un huracán.

Buenas tardes señoritas, vengo a regresarlos al averno, les digo con una sonrisa a los 6 desterrados que visten batas largas marrones con capucha.

No sabes donde te has metido guardián, me advierte uno de ellos.

Las imágenes de barro del hijo de Dios crucificado, imágenes de santos que adornan la catedral, es tan abominable.

Deberían sentirse afortunados, van a ver la verdadera forma de Ariel, el león de Dios, les grito y me transformo.

Hace tiempo que no veía mi aureola y mis alas, son de color blanco grisáceo, una pechera blanca con la imagen de mis sai cruzados, un pantalón de cuero gris con letras en arameo que invocan mi nombre y una falda samurai de color blanco. Soy más veloz, más fuerte, más letal.

Cuando quieran señoritas, no tengo todo el día, les digo sujetando mis sai.

Los seis me atacan con ferocidad, con garras y espinas dorsales, cierro mis alas y me escudo en ellas, el arma más poderosa de un guardián en su forma perfecta son sus alas, no hay nada que las pueda traspasar, siento como intentan arañar mis alas y con ira descontrolada atravesarlas con las espinas, me río, abro mis alas y los mando a volar.

A toda velocidad arremeto contra uno de ellos cortándole el cuello, con la cadena del kusarigama de mi buen amigo Lázaro le rodeo el cuello a un desterrado y tiro hacía atrás decapitándolo al momento, soy tan veloz en ésta forma, uno intenta atacarme por la espalda pero rápidamente lo esquivo y le clavo mis dos sai en el pecho y lo arrojo contra otro desterrado que con vehemencia se dirige a mi.

Tráiganme a Azazel y seré misericordioso con ustedes, les advierto.

Hoy vamos a cenar guardián, grita uno de ellos y vuelven con su insignificante ataque.

Tendrán que matarme para probarme, les digo con una sonrisa.

A uno de ellos lo freno lanzándole mi sai y clavándoselo en la frente, a otro con la hoz de mi kusarigama le arranco las dos piernas, al otro le rompo el cuello con mis manos.


 Me acerco al desterrado postrado en el suelo sin piernas.

Dime donde se encuentra Azazel y te daré una muerte rápida, le digo.

En las catacumbas, pero no tienes ninguna opo...

Cállate, le interrumpo y le piso la cabeza.

Siento el olor de cuatro más cuidando a Azazel en las catacumbas. Fosos llenos de cráneos, de esqueletos humanos. humanos devorados por desterrados.

!Azazel! grito mientras con cautela voy caminando por las catacumbas.

Encuentro otra puerta negra de metal al final de un pasillo, de la habitación salen gruñidos y una voz que me dice.

Creo que te has perdido guardián, tienes muchos huevos para entrar a una catedral, intuyo que es Azazel el que me habla.

Tranquilo, pronto estarás en casa, le replico.

De una patada rompo la puerta y veo Azazel en su forma humana detrás de 4 desterrados que lo protegen.

Buenas tardes, les digo con una sonrisa.

¿Con que guardián tenemos la honra de luchar ésta vez? he matado a tantos... uf, me dice Azazel en tono burlón.

Agitando la cadena de mi Kusarigama la lanzó y con la hoz corto por la mitad a los 4 desterrados que lo protegen y le digo:

Con Ariel.

Así que tú eres el famoso Ariel, has mandado muchos de mi hermanos de regreso al infierno con una cruz en la espalda, me dice con ira.

Culpable, le digo riéndome y añado, ¿Por que no me dejas ver tu verdadera forma Azazel?

El placer será mío, me dice y se transforma.

Los ojos y los cuernos de un carnero, lleva una túnica negra y sujeta una espada, lo miro de arriba abajo y le digo.

Sí que eres alto...más dura será tu caída.

Con agilidad lo ataco y bloquea todos mis ataques, es tan veloz, me siento excitado, por fin un reto.

¿Ésta es la temible fuerza de Ariel? Me pregunta riéndose.

Antes de ponerme serio, dime porque están yendo detrás de la chica y te dejaré volver al infierno sano y salvo, le digo.

¿Me dejarás? ajajá, sí que eres arrogante insignificante guardián, me dice y blande su espada.

No dirás en el infierno que no te di una oportunidad, le digo.

Empiezo agitar mis alas con fuerza, mis alas tienen el aroma del jardín de olivos de Dios, fragancia ponzoñosa para un desterrado.

¿Te gusta lo que hueles? le pregunto mientras se cubre el rostro.

Necesitarás más que eso para vencerme Ariel, me advierte.

No te preocupes, contaba con eso, le digo.

Como un rayo avanzo hacía el, intenta golpearme y lo esquivo con facilidad y le corto el brazo con el que sujeta la espalda.

Te voy a mutilar lentamente, lo amenazo.

¿Tú crees? me dice y de la herida le sale un brazo nuevo, ahora me toca a mi, añade.

Es muy rápido, me digo y me sujeta del cuello, empieza a ahogarme y castigarme el estómago a puñetazos.

Quiero probarte antes, me dice y me muerde el hombro.

Grito de dolor, mientras lo veo masticar y saborear mi cuerpo. Usando la fragancia de mis alas logro que suelte mi cuello.

Hace mucho tiempo que no probaba a un guardián, estás delicioso, me dice y se ríe a mandíbula batiente.

No puede vencerme, me repito sujetándome el hombro.

No vas a vencerme Azazel, le digo y me levanto.

Pues vas por mal camino, me dice y continúa riéndose.

!A ver si puedes reconstruirte esto!, le grito y vuelvo atacar.

Intenta detener mi ataque con un giro de su espada, pero lo esquivo con facilidad y le abro un boca en el estómago y con mi mano derecha castigo su mandíbula con un gancho alto.

Veo que puedes reconstruir tus extremidades, pero las heridas no puedes, le digo.

Maldito guardián, me dice apoyándose en su espada.

Aprovecho que está herido para hacerle cortes en todo el cuerpo y desangrarlo.

¿Por qué están yendo detrás de la chica? le pregunto.

Éste mundo va a terminar guardián, éste mundo le va a pertenecer a Adán..

Adán está muerto, Dios lo asesinó, le interrumpe.

Dios estaba en deuda con Adán, nunca asesinó a Adán y cuando Adán se reencarne en éste mundo, Dios no va a poder pararlo, me dice bañado en sangre.

Por eso estás buscando a la chica...

La chica es una descendiente de Lilith, la primera esposa de Adán, sólo una descendiente de Lilith puede engendrar la reencarnación de Adán, mi trabajo en la tierra era encontrar a la chica, ya todo depende de Luzbel, me dice y cae abatido en su propia sangre.

¿Luzbel está en la tierra? le pregunto.

Peor, está en el peor sitio, me confiesa agonizando.

Me acerco Azazel que yace tendido en el suelo, y con mi sai le tatúo una cruz en el pecho.

Para que me recuerdes cuando la veas, le digo y me voy.    

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