Mi ascensión
Ponte mi gabardina Nirvana, le digo tenso.
¿Qué está pasando? me pregunta nerviosa.
La ignoro completamente y empiezo a buscar en los cajones de
la cocina.
¿Ariel?, me insiste.
Esto puede servir... a lo mejor no, no sé, tiene que servir para que no
la puedan percibir, me digo hablando solo.
!¿Ariel?!, alza la voz.
Escúchame, te lo explico luego, ahora ponte la gabardina por favor, le
digo.
Me veo ridícula Ariel, se queja.
Perdóname por lo que voy hacer...
El qué, me interrumpe.
Con el ambientador que encontré en los cajones de la cocina
la perfumo un poco.
¿Qué haces idiota?...¿Intentas matarme? me reprocha tosiendo.
Ciérrate la gabardina, esperemos que así no puedan sentir tu aroma,
vamos, le digo y la vuelvo a coger de la mano.
Salimos a la terraza y me presento a Nirvana en mi verdadera
apariencia, con la boca abierta empieza a mirarme de arriba abajo.
Ven, no tengas miedo, le digo y le tiendo mi mano.
Se acerca con el rostro pálido.
Abrázame con fuerza, le digo y empiezo a batir mis alas.
Siento como sus brazos me rodean con firmeza, bajo mi mirada
para verla mientras volamos y tiene los ojos cerrados, se ve tan ridículamente
entrañable en mi gabardina. Necesito ir a la casa de Lázaro, buscar si me ha
dejado algo... mi buen amigo Lázaro.
Aterrizo en su jardín, llevamos diez segundos parados pero
Nirvana sigue con los ojos cerrados y apretada a mi pecho con fuerza.
Ya llegamos Nirvana, le digo.
Ah.. ah.. sí, me dice un poco despistada y me suelta.
Ésta es la casa de mi vigía, entra y ponte cómoda, le digo.
Me quedo un segundo solo en el jardín de Lázaro, viendo con
nostalgia sus flores, sus rosas, aún puedo verlo recortando la mala hierba
mientras me daba consejos, la primera vez que nos conocimos cuando termine mi
adiestramiento en el cielo. ¿Qué es esto? tengo los ojos húmedos, es la primera
que lloro.
Ariel, Ariel, escucho la voz de Nirvana llamándome.
Sí, voy en un segundo, le contesto y añado, esto no se va a quedar así
Lázaro, te lo prometo amigo mío.
Al menos tu vigía tiene cosas en el frigorífico, voy a preparar la
cena, voy hacer mis deliciosos espaguetis Alfredo, me dice ilusionada.
Tiene una foto de los dos en el salón, ésta foto es de 1921, la primera vez que llegué
a la región 6, pelado y con las patillas largas, estúpido peinado
reglamentario. Voy a su habitación, reviso sus cajones intentando encontrar
algo de información pero no hay nada, encuentro su diario, lo respeto demasiado
como para leerlo.
Me siento en la cama, los minutos pasan y pasan mientras
pienso con la mirada pérdida en una esquina de la habitación, odiaría tener que
dejar sola a Nirvana otra vez, después de tantos años tendré que hablar con
Jafet, esto es demasiado gordo para un sólo guardián.
¿Ariel? ¿Ariel? la comida está lista, me avisa Nirvana.
Bajo las escaleras y la encuentro con un mandil y una
sonrisa, la mesa puesta, es tan ingenua... ignora la peligrosa situación en la
que está.
¿No tienes hambre? me pregunta con el rostro preocupado.
No es eso, necesito que entiendas la situación en la que te encuentras,
le digo.
Lo entiendo Ariel, pero mientras esté contigo no me puede pasar nada
¿no? me pregunta.
Yo tengo que volver al cielo Nirvana, necesito encontrar respuestas,
voy a dejarte con un guardián, él te va a cuidar mientras yo no esté, le digo.
Pero...
Tranquila, mi promesa se mantiene Nirvana, no voy a dejar que nadie te
haga nada, pero esto me viene grande, necesito ayuda y sola no te voy a dejar,
al cielo no te puedo llevar, ni yo debería volver al cielo, le digo.
Confío en ti, me dice con una sonrisa
y añade, ahora prueba mis espaguetis.
Están deliciosos, gracias, le digo.
Terminamos de comer y le digo que descanse una hora, tenemos
que salir antes de que se ponga el sol. Revisando los cajones de Lázaro
encuentro un paquete de cigarros, hace tanto tiempo que dejé de fumar pero mi
voluntad es débil, me enciendo un cigarro mientras veo a Nirvana descansando en
el sofá, tan indefensa, tan dócil. Pensar que ésta pequeña morena puede ser la
herramienta para el apocalipsis más grande para la tierra.
Nirvana, Nirvana, tenemos que irnos, le susurro.
Ummm, unos minutos más por favor, me dice somnolienta.
Despierta Nirvana, le vuelvo a susurrar y muevo suavemente su hombro.
Sí, desearía que todo fuese un sueño, pero nunca hubiese tenido la
oportunidad de conocerte, me dice con un gran bostezo.
Vamos, ponte mi gabardina y...
¿Me vas a volver a rociar con el ambientador? me interrumpe.
Ésta vez no, le digo y me río.
Pero tengo que usar tu gabardina que parezco una vieja con una bata
¿no? me pregunta.
Eso sí que no entra en discusión y ponte ésta colonia, le digo.
Salimos al jardín y me vuelvo a transformar, ya no tengo que
decirle que se acerque y me abrace con fuerza, sin darme cuenta la tengo
aferrada a mi pecho con los ojos cerrados.
Puedes abrirlos, le digo.
No, no, no, no, vamos ya, tengo acrofobia, no sé ni como estoy haciendo
esto, me dice nerviosa y me río.
Tranquila, no voy a dejar que te caigas, le digo y empiezo a batir mis
alas.
Jafet es el guardián del Sur de la Región 6, puedo
encontrarlo por el olor que desprende su espíritu, no debería confiar en nadie
desde la muerte de Lázaro, pero Jafet y yo éramos compañeros en el Ausbildung
(lugar de entrenamiento de los Ángeles). Es extraño, su olor no me lleva a
ninguna casa de la ciudad, su olor me lleva a una pequeña cabaña en un bosque
¿De qué te escondes Jafet?. Aterrizamos en la puerta de la pequeña cabaña.
Jafet, Jafet, soy Ariel, sé que estás ahí dentro, digo.
Escucho ruidos que provienen de la cabaña. Ariel, Ariel,
abre la puerta y me abraza asustado.
Pasa, pasa, hermano, pasa, no es seguro fuera, me dice y con
desconfianza empieza a mirar alrededor.
¿Estás bien? le pregunto.
¿Ésa es la chica? puff hermano, las cosas están jodidas, he tenido que
dejar la ciudad, el cielo está cazando a los guardianes y a los vigías, están
asesinando a todos, me cuenta asustado.
¿Cómo? le pregunto extrañado.
Miguel, Miguel se ha vuelto loco hermano, no es el mismo que conocimos
cuando estábamos en el Ausbildung, asesino a mi vigía, asesino a Sem mientras
me escondía en su casa hermano, asesino a vigía hermano, me dice frenético.
También han asesinado a mi Vigía Jafet, le digo.
Lo sabía, han asesinado a los vigías y a los guardianes de 7 regiones
distintas hermano, pero lo más extraño es que Miguel no pudo percibirme
escondido en la casa de mi vigía, me dice.
Jafet, tienes que proteger a Nirvana con tu vida, voy a ir al cielo a
buscar respuestas, eres la única persona en la que puedo confiar ahora, le digo
cogiéndole del rostro.
Eres el único que puede hacerle frente a Miguel, en el Ausbildung los
demás ya se habían percatado de tu poder, tienes que salvarnos Ariel, por
favor, me suplica.
Lo intentaré Jafet, protege a Nirvana con tu vida, si cae en el
infierno desencadenará el apocalipsis, si ves que no puedes huye Jafet, huye, le
digo.
Confío en ti hermano, sálvanos, me dice con lágrimas en los ojos.
Me acerco a Nirvana que yace desconcertada en una esquina de
la cabaña asustada por la reacción de Jafet. Le cojo la mano y la pongo en mi
pecho, en mi corazón.
Recuerda nuestro pacto Nirvana, sé que puedes sentir mi corazón porque
yo siento el tuyo, aunque no esté a tu lado puedo sentir lo que sientes y lo
que te pasa, te hice una promesa y voy a dar mi vida por ti, volveré a por ti...
siempre, le digo y me acero a Jafet.
Sé que tienes miedo Jafet pero eres un guardián, defiende con tu vida a
Nirvana, confío en ti, le digo y lo abrazo.
Antes de irme, giro mi cabeza y miro a Nirvana que está
asustada con lágrimas en los ojos, le sonrío, le guiño un ojo y salgo con
dirección al cielo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario